Si pensamos en algunas de las
consecuencias que ha traído el desarrollo exponencial de las redes sociales,
podemos evidenciar con facilidad una globalización, intelectual y de
interacción, entre los seres humanos. Las redes sociales, no sólo cruzan las
barreras espacio-temporales, sino que nos dan la “falsa” sensación, de incluir
a nuestras vidas, más personas con el paso de los días. Resulta entonces, que
llegamos a tener, mil, dos mil y tres mil amigos, en nuestras páginas de comunicación
digital. Pero, es ¿posible realmente mantener un contacto cercano con estos números
tan extensos de amistades?
El programas redes, realiza una
entrevista a varios neurólogos y estudiosos del cerebro humano, y llegan a la conclusión
de que, nuestros cerebros tienen la capacidad verdadera de mantener relaciones
cercanas con máximo 150 personas, numero de Dunbar. Si es así, qué sentido
tiene seguir llenando nuestros buzones con personas que a largo plazo, jamás
tendremos la oportunidad de conocer a fondo. Es posible, que sea la idea, o
mejor aún, el miedo, creado por una sociedad de consumo comunicacional, de sentirnos
abandonados, de sentir que no, estamos solos y que nuestra vida carece de
personas que nos permitan afrontas los requerimientos y exigencias de la
sociedad del siglo XXI.
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